El Balonmano
es un deporte de reciente creación, aunque hay expertos que señalan
que sus orígenes se remontan a la antigüedad. Así, en
la antigua Grecia ya se practicaba un juego de pelota con la mano, conocido
como el "Juego de Ucrania", en el que se utilizaba una pelota del tamaño
de una manzana y los participantes debían procurar que no tocara
el suelo. Este juego lo llegó a describir Homero en la "Odisea".
En la época romana, un médico
llamado Claudio Galeno recomendaba a sus enfermos que jugaran al Hapaston,
que se practicaba con un balón.
Durante la Edad media, los juegos
de pelota con la mano eran practicados principalmente en la Corte. Fueron
bautizados por los trovadores como los "Primeros Juegos de Verano". En
todo caso, eran juegos y prácticas deportivas no estructuradas,
sin ningún tipo de reglamento ni de normas.
Sin embargo, los orígenes
modernos del balonmano datan de finales del siglo XIX, cuando se utilizaba
como complemento para entrenar y preparar a los gimnastas. En 1892, un
profesor de Gimnástica, Konrad Koch, creó el "Raffballspied",
con características muy parecidas al actual balonmano. En ese tiempo,
en Checoslovaquia se practicaba en las escuelas un juego en el que cada
equipo estaba formado por siete jugadores. Se denominaba "Hazena" y su
primer reglamento apareció en 1905.
En un Instituto de Enseñanza
Media de Dinamarca, un profesor de Gimnasia, Holger Nielsen, en 1898 introducía
un juego nuevo con un balón pequeño, al que se llamó
"Haandbol". Se trataba de meter goles en una portería, de una manera
semejante al fútbol, pero manejando el balón con las manos.
Pero los pocos historiadores que
se han atrevido a profundizar en los orígenes del actual balonmano
apuntan a un profesor de Educación Física, afincado en Berlín,
llamado Max Heiser, como el verdadero y legítimo "padre" de esta
modalidad deportiva.
Jugaba con sus alumnas en una de
las principales avenidas de Berlín, en 1907. El juego que creó
se denominó "Torball", basado en otros juegos parecidos. Dos años
más tarde, un compatriota de Heiser, Carl Schelen, "inventa" un
nuevo juego, al que se puso el nombre de "Hanball", inspirado principalmente
en el fútbol. Las reglas eran idénticas, con la diferencia
de que se jugaba con la mano. Cada equipo estaba compuesto por 11 jugadores
y se practicaba sobre un terreno de fútbol. Después de la
Primera Guerra Mundial se asienta definitivamente este juego. En Alemania,
prácticamente, se convierte en el deporte oficial.
Sin embargo, Uruguay reivindica la
paternidad de este deporte, donde comenzó a ser muy conocido en
1916 un juego muy parecido al actual. Dos años más tarde
se disputaba un encuentro oficial en el estadio de Montevideo.
EN ESPAÑA
La introducción de este deporte
en territorio español ha seguido los mismos caminos y senderos que
en otras partes. Primero, se dio a conocer el balonmano a once, como una
derivación del fútbol y, poco a poco, se fue etiquetando
en el balonmano a siete, con salas cubiertas como escenario principal.
Según el técnico español
Juan de Dios Román Seco, en un estudio reciente sobre la historia
del balonmano en España, fue la Escuela Militar de Toledo el epicentro
donde se cuece la primera normativa y los primeros trabajos de tipo técnico
que se elaboraron sobre este deporte.
Se puede decir que los orígenes
del balonmano español proceden de las esferas militares. En la escuela
Naval de El Ferrol lo llegan a practicar sus cadetes y alumnos. Existen
datos oficiales de que en 1928 se presenta el balonmano en el Regimiento
Alcántara, en Barcelona. Después de la Guerra Civil, tanto
el Frente de Juventudes como la Sección Femenina y el SEU son los
únicos organismos oficiales que controlan de alguna forma el deporte
en España.
La primera normativa, siguiendo a
Juan de Dios Román, que se conoce en España, está
firmada por el capitán Hermosa y data de 1929. Era un primer esbozo
de un reglamento, con el título de "balón a mano", documento
que se formaliza diez años más tarde por la Escuela Central
de Educación Física de Toledo.
La Federación Española
de Balonmano se crea en 1941, con don Emilio Suárez Marcelo como
primer dirigente de este deporte. En la temporada 42-43, según Lluis
Miracle en su libro "El handbol a onze catalá", se organiza el I
Campeonato de España, en el que el SEU de Valladolid consigue el
primer título nacional en la historia del balonmano español.
En ese mismo año, la Federación Española edita oficialmente
el reglamento de juego.
El estadio de Las Corts, en Barcelona,
es el escenario del primer partido internacional del balonmano hispano,
modalidad a once, en el que España vence a Francia por 3-1. El conjunto
español estaba formado por 15 jugadores catalanes y uno vasco.
Tres años más tarde,
el equipo nacional interviene por primera vez en unos Campeonatos del Mundo,
que se disputaron en Suiza. España pasa ante Portugal y cae derrotada
frente a Austria y Suecia, respectivamente.
En el año 51 despega la Primera
División Nacional, a siete, en la que se proclama campeón
el Atlético de Madrid, que en la temporada siguiente es relevado
por su eterno rival en el fútbol, el Real Madrid.
También comienza a disputarse
la Liga Nacional Femenina, con triunfo de la Sección Femenina de
Madrid.
La época del balonmano español
a siete se estrena internacionalmente con el enfrentamiento del equipo
hispano ante Suecia, con la que se pierde por 23-12. Esta modalidad le
quita terreno e interés al balonmano a once y éste termina
por extinguirse. El último título nacional lo logró
el B. M. Granollers al derrotar al Sabadell.
Nace en el año 58 la División
de Honor de balonmano a siete en lugar de la de primera División.
El primer campeón es el B. M. Granollers.
Es en Amsterdam donde se constituye
la Federación Internacional de Balonmano, con la adhesión
de 11 países. Forma parte de la directiva fundacional Avery Brundage,
quien llegó más tarde a presidir el Comité Olímpico
Internacional (COI).
El año 1958 es un año
clave para el balonmano español. Las corrientes externas también
influyen en el desarrollo de este deporte. En ese año, por primera
vez, la selección española interviene por acceso directo
en un Mundial. Era el tercer campeonato de este tipo, organizado por la
República Democrática Alemana. En su debut mundialista figuraban
en el equipo nacional diez jugadores castellanos y siete catalanes. Para
la historia ahí están sus nombres: Alcántara, Góngora
y Anchústegui (Atlético de Madrid), Casajuana Pregona, Fontdevila
y Martín Font (Granollers), Farrés (Sabadell), Fernández
Zurdo (Bressel), José Luis García Mir (Granollers, Barcelona),
Emilio Villanueva (Real Madrid), José Medina y Rafael Orbe (San
Fernando). Domingo Bárcenas fue el técnico encargado de acoplar
debidamente esta selección.
Madrid, en el año 1962, durante
unos días se convierte en la capital del balonmano mundial, pues
en esta ciudad la Federación Internacional celebra su congreso.
El balonmano también comienza
a introducirse entre el elemento femenino. Los tabúes empiezan romperse.
Es en Bilbao, en el año 1967, donde se juega el primer partido femenino
internacional. En 1977 se consigue, por fin, plaza en un Mundial B femenino.
En 1998, la selección española femenina establece la proeza
de clasificarse para un Europeo, con una histórica victoria sobre
Noruega, en la localidad valenciana de Algemesí.
Para el balonmano español
masculino, el 79 fue un año muy especial, pues de doble tacada se
consiguió el título de campeón en el Mundial B e igualmente
se consiguió una plaza para los Juegos Olímpicos de Moscú.
Fue la explosión de la selección española, dirigida
en aquella época por Domingo Bárcenas y con Emilio Alonso
como segundo entrenador.
El 9 de octubre de ese año,
en el escenario del Palau Blau Grana, en una jornada histórica,
España derrotaba a Suiza por 24-18 y conquistaba por primera y,
única vez hasta el momento, un título mundial. Los héroes
fueron: Pagoaga (q.e.p.d.), De Miguel, Cecilio Alonso, Castellví,
Albisu, De la Puente, Calabuig, Novoa,, De Andrés, López
Barcells, Serrano, Goyo (q.e.p.d.), Uría, Milián y Sagarribay.
Después de Bárcenas,
le han seguido en la dirección del equipo nacional técnicos
de la categoría de Juan de Dios Román, Javier García
Cuesta, Emilio Alonso, Cruz Ibero, Valero Ribera, Branislav Pokrajac, César
Argilés, entre otros. La progresión de España en el
concierto mundial ha sido evidente, figurando ahora en el paquete de los
mejores equipos del mundo. Esa escalada está avalada y bien argumentada
por los triunfos conseguidos en los últimos años, como es
la medalla de bronce lograda en los Juegos Olímpicos de Atlanta,
tras derrotar a nuestros vecinos de Francia. Y más reciente es el
subcampeonato conseguido en el último Europeo, celebrado en las
localidades italianas de Merano y Bolzano. Solo Suecia pudo derrotar al
equipo español en la gran final.
La tercera plaza de Atlanta mejora
notablemente la participación de España en una Olimpíada.
Anteriormente, no se había pasado del quinto puesto.
El Viejo Continente ya se ha quedado
pequeño para los clubes españoles. El Granollers abrió
la puerta de los triunfos en Europa con la conquista de la Recopa. La misma
senda la siguieron otros equipos como el desaparecido Calpisa de Alicante,
que conquistó tan flamante título al superar al legendario
e histórico Gummersbach alemán, en doble partido. Ese palmarés
lo mejorado notablemente el F. C. Barcelona, quien en los últimos
años no ha dejado que ningún otro equipo alcance la corona
continental por clubes, haciendo así que se le denomine el mejor
equipo de esta década.
En Santander también saben
y conocen la alegría por conquistar un entorchado europeo. Primero,
el Teka, y, ahora, el Cajacantabria, siguen en la cima continental. La
Liga española, junto con la Bundesliga alemana, son las competiciones
más fuertes de Europa. El balonmano ya es una buena y reconocida
profesión para la elite española, incluso tanto jugadores
como técnicos de nuestro país son requeridos más allá
de nuestras fronteras.
Hay que hacer un especial reconocimiento
a la cantera nacional, a la que se cuida, aunque cuando esos buenos jugadores
llegan a los clubes de División de Honor ven cerrado su paso por
la legión extranjera, aunque hay que admitir que en las dos últimas
temporadas parece que el panorama está cambiando algo en este aspecto.
La Selección Nacional Junior Masculina ha logrado estar en el podio
en varias ocasiones, tanto en competiciones Europeas como en un Mundial.
La clasificación más reciente corresponde al Campeonato de
Europa, disputado en Austria, con la consecución de la Cuarta plaza.
También hay que resaltar la
extraordinaria actuación de la Selección Nacional Juvenil
Femenina, que el año pasado consiguió, contra todo pronóstico,
la Medalla de Oro en un Campeonato de Europa, celebrado igualmente en Austria.
Por último, hay que decir
que en el balonmano femenino España también ha dado un paso
gigantesco, con el dominio desde hace varios años del Mar L,Eliana
en la Liga española, sin demérito del Ferrobús Mislata
o el propio Alsa Elda, que todos los años llegan muy lejos en las
competiciones europeas. Hace dos años, se tocó techo con
la conquista de la corona continental por parte del Mar Osito.
En la actualidad, la Federación
Española, dirigida por don Jesús López Ricondo, organiza
todas las categorías a excepción de la División de
Honor masculina, gracias a las buenas relaciones con ASOBAL. La liga española,
ya hemos dicho, es una de las más fuertes del mundo. Con el ánimo
de promocionar este deporte, entre otras actividades, la Federación
edita cada dos meses la revista "Balonmanía".